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BREVE HISTORIA DE TORRES DEL OBISPO

No tenemos demasiados documentos que permitan conocer la Historia de la localidad desde épocas antiguas. La principal fuente para conocer el pasado del lugar es La relación histórica y monografía del lugar de Torres del Obispo, escrita en 1899 por el sacerdote Ramón Burrel. Poco sabemos de la época prehistórica, aunque no están lejos de nuestra población los yacimientos de Las Forcas en Graus, o las pinturas rupestres de algunas cuevas del congosto de Olvena o las del Forau del Cocho, muy cerca del santuario de La Carrodilla, en Estadilla. Por otro lado, hay que tener también en cuenta el hallazgo algunos años atrás de varias monedas iberas en el cercano pueblo de Castarlenas, que confirmaría la presencia de pueblos prerromanos en los contornos. Si nos atenemos al citado libro, la existencia de la población se remontaría a la época romana: el topónimo Torres derivaría del latín Turris y haría referencia a una torre que vigilaría la calzada romana que unía Astorga con Tarragona y - siempre según el autor citado y sin documento alguno que avale dicho dato - pasaría por nuestra localidad. Nada sabemos de la época visigótica, aunque, como en toda la comarca ribagorzana, tendría gran importancia en la existencia de comunidades cristianas primitivas. No hay duda de la presencia árabe que comenzaría en el primer cuarto del siglo VIII y duraría más de 300 años. La islamización sería importante al estar Torres en línea con las dos importantes plazas fuertes árabes de Graus y Benabarre, y próxima a otras también de importancia como Lascuarre al norte o Calasanz al sur. Tal vez parte de la disposición urbana de las calles más antiguas del pueblo - la mayor y la estrecha- tenga que ver con esa época. También es muy posible que los árabes fortificarán la población. La existencia de una muralla en torno al núcleo más antiguo del lugar queda confirmada por los "portalez" (del Mariano, de Burrel y del Portal) que serían las puertas de entrada al recinto, y por la existencia de la calle del Faramuro, deformación de Foramuro, con el significado claro de "fuera del muro" o "extramuros". Es casi seguro que el rey aragonés Ramiro I conquistó la plaza a los árabes en 1063, después de la toma de Benabarre y justo antes de que el monarca encontrara la muerte ese mismo año en su intento de ganar Graus. Cuando éste fue por fin conquistado en 1083, la villa fue otorgada al monasterio de San Victorián de Sobrarbe del que pasó a depender. Según se deduce de un documento fechado en ese año, en 1094 también Torres pasa a depender del monasterio asanense y por ello comienza a denominarse Torres del Abad de San Victorián.
Según Ramón Burrel, quien se basa sobre todo en que así lo ha transmitido la tradición local a lo largo de generaciones, el pueblo habría sido una importante plaza de la orden religioso-militar de los templarios. No puede afirmarse con rotundidad, ya que el citado cronista local no aporta argumentos muy sólidos -habla de un documento en el que entre algunas posesiones templarias, todas alejadas de la zona donde se halla el pueblo, aparece un Torres ,y de la forma de las ventanas de algunas casas de la Plaza Mayor, de las que quedan en la actualidad las de casa El Farrero, también llamada de Salamero. Tras la caída en desgracia de la Orden del Temple a principios del siglo XII, la población sería restituida a la abadía de San Victorián. Torres del obispo era la posesión situada más al sur y la más alejada del propio monasterio de las muchas que dependían de la abadía sobrarense, y contaba en 1559 con unos 50 vecinos que equivaldría a unos 225 habitantes. En 1571 dejó de pertenecer al citado monasterio para pasar a formar parte del obispado de Barbastro y, por ello, en 1575 empieza a denominarse ya Torres del Obispo.
La parte más antigua del pueblo sería la constituida por la Plaza Mayor con la iglesia de Santa María, el Patimontal - prolongación de esta plaza hacia el portalet de Burrel-, y las calles Mayor y Estrecha o de Santa María. Ya hemos dicho que este núcleo estaba amurallado y que los ya citados portales serían su entrada. La iglesia parroquial es románica en su origen, sin poder precisar su fecha de construcción, tal vez el siglo XII. Fue profundamente transformada a partir de los siglos XVI o XVII, época de la que dataría su magnífica portada y las yeserías mudéjares de su interior. El llamativo y esbelto campanario fue reconstruido en 1883. En 1625 fue construida la ermita de Santa Ana, situada a poca distancia del pueblo y cuya titular es muy venerada por la población que en 1735 la convirtió en su patrona.
En el siglo XVI el pueblo sufriría sin duda las terribles alteraciones motivadas por las guerras civiles ribagorzanas que fueron especialmente sangrientas en la vecina Benabarre. Aunque desconocemos en qué medida, seguro que afectaron al pueblo los sucesivos conflictos que se produjeron en el país, como la llamada Guerra del francés o de Els segadors en el siglo XVII; la Guerra de Sucesión, de principios del siglo XVIII, en la que Torres como casi toda la corona de Aragón estuvo de parte del, a la postre derrotado, archiduque Carlos; la llamada guerra de la independencia contra los franceses, a principios del siglo XIX, o las guerras carlistas en la segunda mitad de dicha centuria.
Gracias a Ramón Burrel conocemos más detalles de la vida local en el siglo XIX. El pueblo vivió un cierto desarrollo, como lo demuestra la existencia de dos hornos de pan y molinos de harina y aceite, y varias fábricas de destilación de aguardiente - en 1830 había siete - y una floreciente industria de elaboración de seda a partir de la cría de gusanos, que a finales de siglo dejó de ser rentable.
El siglo XX trajo fuertes convulsiones que culminaron en la terrible guerra civil que en Torres fue - en número de muertos- menos cruenta que en otras poblaciones vecinas. Como toda la comarca, el pueblo quedó en la zona republicana y el predominio anarquista hizo que se estableciera en él una colectividad agraria de cariz libertario. Tras los tiempos duros de la posguerra, el desarrollismo de los años 60 favoreció una emigración del campo a las ciudades que en la comarca ribagorzana fue devastadora. Gran parte de su población emigró a Cataluña y el pueblo fue perdiendo habitantes y servicios. En los últimos tiempos se han arreglado muchas casas y construido algunas nuevas que, sobre todo en fines de semana y periodos vacacionales, devuelven al lugar una vida que ojalá recupere por completo en los tiempos venideros.

Torres del Obispo (Huesca)

Pueblo de 180 habitantes (aprox.)(2004), antiguo ayuntamiento, integrado al municipio de Graus, desde la última reforma administrativa.

Situado a 542 m. de altitud, cuenta con servicio médico, teléfono público.

Se encuentra junto a la carretera comarcal N-123 Graus-Benabarre, distande de ambos 9 Km.

Le circunda una fértil llanura, dedicada básicamente a la producción de cereales, habiéndose abandonado el cultivo del almendro, el olivo y la vid, que había propiciado al establecimiento de fábricas de aceite y aguardiente, contándose de éstas últimas un número de 7 en el siglo pasado.

Su estructura urbana se ordena en torno a dos plazas que conservan soportales y edificios que hablan del antiguo esplendor de este lugar.

En la Plaza de la Iglesia se ha restaurado con acierto un noble dificio, testigo de la excelente arquitectura popular de esta Villa que contaba con más de 700 habitantes en los años 30. Buen número de familias que emigraron, han restaurado o adquirido viviendas para utilización vacacional, lo que hace que en la época estival el pueblo cambie al multiplicar su población.

La proximidad del embalse de Joaquín Costa propicia su atractivo veraniego, por la posibilidad de realizar actividades acuáticas varias así como la pesca.

La Iglesia de la Asunción fue originariamente románica del S. XIII, de cuya época conserva el ábside semicircular liso, sobre el cual se levanta una esbelta torre-campanario. En los siglos XVI - XVII se realizaron las principales transformaciones, ampliando y elevando la nave, mostrando al exterior una galería de ventanales, al estilo Aragón. La puerta flanqueda por columnas estriadas que sustentan frontón y florones es obra del S. XVII. Fue anteriormente colegial y perteneció a la orden Templaria.

En las cercanías se encuentran varias ermitas:

- Santa Ana, la cual se visita con devoción todos los años para la tradicional Semana Santa y en honor a ella durante la Fiesta Mayor, siendo la patrona del pueblo, el día 26 de Julio.

- Zuferri, hoy en estado de ruina, situada en un cerro dirección a Juseu.

- Las Ventosas, situada en las proximidades de Puigbert, edificada bajo una roca. Sufestividad se celebra el 8 de Septiembre.

También en sus alrededores se encuentra una aldea, llamada La Tosquilla construida en piedra tosca básicamente. Posee unos arcos y una capilla de enorme belleza.

Carlos Bravo Suárez